miércoles, 11 de septiembre de 2013


Georges me despertó repentinamente una mañana y dijo: "Paulette, voy a describir todo aquello que pasa inadvertido en la vida cotidiana, eso que pasa cuando no pasa nada, solo el tiempo, gente, coches y nubes".
Intenté realizar el mismo experimento en la ciudad sitiada, y lo único que conseguí fue gritar, como Lhasa De Sela en el desierto.


En la ciudad sitiada cualquier movimiento mata algo.
Mata el lugar que se abandona,
algún anónimo organismo,
una señal, una mirada,
un amor que volvía,
una presencia o su contrario,
la vida siempre de algún otro,
la propia vida sin los otros.

Joberto Ruarroz

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